Ya tenés tu compañía de seguros para cuidarte, pero el primer paso para evitar sustos o accidentes siempre es la seguridad al volante. Seas un conductor principiante o experto, es un tema que todos tenemos que tener en cuenta. A continuación, algunas claves que no podés olvidarte nunca.

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Sentate correctamente al volante

Poné la espalda contra el respaldo y estirá un brazo: tu mano tiene que quedar atrás del volante y la muñeca justo por encima. Esto te va a permitir tener más control y poder reaccionar más rápido si tenés que hacer una maniobra inesperada. 

Si mirás al volante como un reloj, tu mano derecha tendría que estar a las tres y tu mano izquierda a las nueve. Esto te ayuda a maniobrar y además, si tenés bolsa de aire, en caso de un accidente va a poder salir correctamente.

En especial si sos principiante: las manos siempre tienen que estar libres. Tratá de no fumar ni tomar mate. 

Tus piernas tienen que estar un poco en flexión así llegás bien a los pedales. Lo ideal es que tus talones pisen el suelo y estén firmes, en caso de que tengas que frenar rápido. 

La altura del asiento tiene que ayudarte en la visibilidad: calculá unos 10 centímetros entre tu cabeza y el techo.

¡Y no te olvides nunca de ponerte el cinturón de seguridad!

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Los ojos bien abiertos

Si estás empezando a manejar, tenés que ir acostumbrando tu vista para poder estar consciente de lo que pasa a tu alrededor y anticiparte. Mantener una distancia de seguridad prudente es clave, en especial en los carriles rápidos y en autopistas o rutas.  

Tus espejos laterales tienen que abrirse lo más posible. Esto evita puntos ciegos. El punto de referencia que se recomienda es que la manija o la última parte del auto sean visibles. 

Prestá atención a los otros vehículos que se incorporan a tu carril, y chequeá bien los puntos ciegos si vas a hacerlo. 

Distracciones

Puede parecer una obviedad, pero evitar las distracciones es súper importante para mantener la seguridad al volante.

Según un informe del Centro de Experimentación de Seguridad Vial, la causa principal de los accidentes es el error humano. Dentro de los errores, la invasión de carril es la primera causa, seguida por las distracciones.

Si estás empezando a manejar, tratá de no poner música que te distraiga. En lo posible, si viajás con un acompañante, que sea para ayudarte. 

No hables por teléfono, ni siquiera con manos libres, y por supuesto no mires el celular para chequear mensajes o redes sociales.

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Curvas: a no tenerles miedo

Cuando tengas que tomar una curva, en especial en autopistas o rutas, si tenés que frenar hacelo gradualmente y en línea recta. Ahí vas soltando el freno y empezás a girar, con las dos manos, el volante. 

Cuando tengas la curva adelante, imaginate un punto de entrada en el que arrancás el giro, un punto ideal para entrar a la curva, y una zona en la que empezás a acelerar, saliendo de la curva y deshaciendo el giro del volante.

Tené en cuenta ser suave con el acelerador para no desajustar el centro de gravedad del auto.

Revisá tus neumáticos

El chequeo periódico del estado de los neumáticos y la medición de la presión de aire es súper importante para asegurar una buena adherencia y fricción.

Un neumático gastado es un peligro potencial porque aumenta la posibilidad una pinchadura. Revisá que la profundidad del dibujo de los neumáticos no sea menor a 1,6 mm. Debajo de los 2 mm de profundidad, ya aumenta la posibilidad de perder fricción y eficacia al frenar, especialmente sobre pavimento mojado. Al gastarse el dibujo, el neumático pierde la posibilidad de evacuar el agua y se puede generar el aquaplanning: la pérdida de contacto de la rueda con el pavimento por la capa de agua que se forma entre los dos. Esto complica cualquier maniobra de frenado o cambio de dirección.

Puede pasar que un neumático esté más gastado de un lado que de otro, o en comparación con el del otro lado. Si te pasa, revisá la presión: puede estar variando por una pérdida de aire, por problemas de alineación o amortiguación. 

La presión de aire se tiene que medir con los neumáticos fríos. Medila seguido: si podés, una vez al mes. La presión baja molesta a la hora de manejar, acorta la vida útil de las cubiertas y aumenta el consumo de combustible, mientras que una presión mayor a la debida disminuye la adherencia al suelo y desgasta la cubierta en forma despareja.

También es importante que controles la alineación de las ruedas.

En promedio, la vida útil de un neumático suele ser de entre 40.000 y 60.000 km, pero depende de cómo manejes y por dónde.

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Manejar con lluvia o niebla

Si llueve, tené en cuenta especialmente a los peatones. Bajá la velocidad para mejorar la superficie de contacto-fricción de las ruedas con el suelo, y tené en cuenta que si el pavimento está mojado vas a necesitar más distancia para frenar. Por esto se recomienda que aumentes la distancia con los vehículos que tengas adelante. Si patinás o girás en falso, soltá el pie del acelerador y después empezá a acelerar suavemente, pero no pises el freno. Y en lo posible, evitá hacer maniobras bruscas.

Si la niebla te encuentra manejando, encendé las luces bajas y las “antiniebla” si tu auto las tiene. No uses las luces altas, porque reflejan en las gotas de vapor y disminuye la visibilidad. Bajá la velocidad, y usá el limpiaparabrisas y el desempañador para mejorar tu visión.

Esperamos que estos consejos te hayan servido para mejorar la seguridad al volante. Si sos conductor principiante, te recomendamos leer también esta guía para perderle el miedo a estacionar.