Gracias a los avances constantes en la industria, cada nueva generación de autos es mucho mejor que la anterior, pero los accidentes siguen siendo un tema de profunda preocupación: de acuerdo con el último Informe de Siniestralidad Vial Fatal difundido por el Ministerio de Transporte, en la Argentina hubo 3870 víctimas fatales y cerca de mil muertes fueron a causa de conductores alcoholizados… ¿Acaso podrá la tecnología ayudarnos a reducir estos números?

El alcohol al volante es un drama en todo el globo: en Estados Unidos, por ejemplo, el Departamento de Transporte envió al Congreso una ley que ordena a los fabricantes de automóviles equipar a sus vehículos con dispositivos avanzados para prevenir que alguien conduzca si bebió de más. El objetivo es que, tal como hoy nadie imagina viajar en un auto sin ponerse el cinturón de seguridad, en un futuro cercano estos sistemas se vuelvan cotidianos.

Existen dos tecnologías muy interesantes e ingeniosas para prevenir estas conductas incluso antes que alguien ponga en marcha el vehículo. La primera detecta automáticamente el alcohol en el aliento del conductor sin necesidad de soplar en ningún dispositivo y la segunda lo mide a través de su piel.

A diferencia de los alcoholímetros que todos conocemos, y que requieren que una persona sople con fuerza en una boquilla para poder obtener un resultado, este nuevo sistema determina automáticamente la concentración de alcohol en sangre gracias a un sensor instalado en la puerta del auto. El mecanismo dirige un haz de luz infrarroja a las moléculas del aliento y si detecta que la proporción de alcohol y dióxido de carbono está por encima del límite legal, el automóvil no encenderá.

Control de Alcohol al conducir

El otro método es registrar el nivel de alcohol en sangre de los conductores a partir de la piel de sus dedos cuando tocan el botón de encendido del automóvil o la palanca de cambios. Aquí se utiliza espectroscopia de tejido con infrarrojo y sus resultados son rápidos y muy certeros. Se trata de un invento de la empresa sueca Senseair que incluso podría funcionar si el conductor usa guantes.

En Australia, por su parte, están analizando otra manera de combatir este problema: dotar al vehículo de un procesador que pueda monitorear y analizar cómo se está manejando a partir de parámetros como la dirección, el frenado y la trayectoria de conducción. Si el algoritmo del sistema del auto infiere que el conductor no se encuentra en un buen estado, puede tomar acciones correctivas para hacer que se detenga al costado del camino como medida de prevención. 

Por último, algunos creen que es posible instalar cámaras en el interior que no transmitan información, sino que estén centradas específicamente en el rostro de quien maneja para rastrear datos como la posición de la cabeza, el cierre de los párpados y la dirección de la mirada para detectar si todo está bien.

Se trata, en todos los casos, de mecanismos que ya están desarrollados y están siendo probados en pruebas pilotos. Además de probar su efectividad, deberán también responder por la privacidad del conductor y demostrar ser eficientes en su objetivo de salvar vidas.

Alguna de estas nuevas tecnologías, parte de lo que se conoce como Driving monitoring and assistance systems o “DMAS”, deberán ser obligatorias en los nuevos vehículos que se vendan en Estados Unidos a partir de 2024 gracias a Ley de Inversión en Infraestructura y Empleos que aprobó el congreso de ese país el año pasado. Para muchos, se trata de un tema de extrema urgencia, ya que allí los conductores ebrios causan la muerte de 32 personas por día, es decir más de 10.000 víctimas fatales por año.