Era una tendencia que venía creciendo en los últimos años pero explotó con la crisis causada por el virus COVID-19: pasamos más tiempo que nunca frente a una pantalla, ya sea de teléfono, computadora o del televisor. Los dispositivos son parte hoy de nuestro trabajo, de la manera en la que nos entretenemos, nos vinculamos con nuestra familia y hasta manejamos el auto, con muchos aspectos de nuestra vida -como la gestión del banco, ciertos trámites y hasta nuestro seguro- desde apps. Y si bien quienes somos adultos debemos tomarnos un tiempo para poder lograr un equilibrio en nuestras tareas que nos acerque a un estado de bienestar no somos los únicos: niños y niñas pasan cada vez más tiempo con un dispositivo electrónico, lo que nos hace preguntar si existe una manera de que tengan un vínculo sano con la tecnología.

Se trata de una temática clave para quienes son padres y madres pero también para abuelos, tíos y cuidadores: el mundo cambió radicalmente en los últimos años y las infancias están cada vez más acostumbradas a lidiar con la tecnología. Las medidas de aislamiento social impuestas por la pandemia llevaron a millones a recibir educación por plataformas remotas, ya sea videollamadas, campus educativos o simplemente Whatsapp. Y es natural sentir inquietud frente a este escenario: después de todo no somos nativos digitales, como las nuevas generaciones, y nuestro vínculo con los aparatos es distinto que el de aquellos que ya nacieron con tecnologías de este tipo a su alrededor.

Aquí vamos a presentar algunas aplicaciones y estrategias para que la convivencia entre menores de edad y tecnología sea más agradable pero nada reemplaza a las situaciones de diálogo, en intimidad y confianza, para informarse al respecto, generar un ambiente de colaboración familiar y, fundamentalmente, ser paciente. 

  • Asignale un usuario. Ya sea en una computadora familiar compartida o si tiene su propia tablet o un teléfono viejo, el rol de administrador de un sistema debe ser siempre de un adulto. Los niños y niñas deben tener un usuario diferente
  • Mantené actualizado el antivirus. Hay muchas marcas en el mercado, encontrá la que se ajuste mejor a tus necesidades y consultá reviews. No es un gasto costoso
  • Tené una herramienta de control parental. A mí me encanta Family Link, que es gratuita y de Google, pero hay soluciones de los mismos creadores de antivirus, como ESET o Norton
  • Ubicá la computadora en una zona compartida de la casa, como un living o el comedor, y si usan dispositivos móvileses buena idea que lo hagan en espacios comunes, donde todos puedan ver lo que se hace. Eso incluye a los padres, que también pueden disfrutar pelis o redes sociales allí
  • Monitoreá el historial de navegación de los más chicos. Si fue borrado, es un buen motivo para tener una charla que no tiene que ser condenatoria, sino una oportunidad para dialogar.
  • Controlá el uso de la cámara web. Si no se va a usar, que esté desconectada o tapada con un sticker
  • Evitá que abusen del tiempo en que están conectados: planteá cronogramas claros en los días de semana y en el fin de semana. Deben haber límites y descansos cuando están jugando o conectados. Un reloj en un espacio en común con una alarma puede ayudar. 
  • Enseñale a tus hijos qué es una identidad online: es importante que entiendan cómo puede ser diferente a una identidad real y que quien está del otro lado de la pantalla puede ser alguien completamente diferente.

No hay fórmulas mágicas y siempre conviene dialogar con otras personas que están atravesando los mismos procesos para saber si hay nuevos trucos o claves. Y siempre hay que formarse. 

Recomiendo muchísimo el libro de Sebastián Bortnik, “Guía para la crianza en un mundo digital: Cómo educar para un uso sano y seguro de la tecnología”, y que sigan en redes sociales a las organizaciones Chicos.net, Argentina Cibersegura y Faro Digital, que tienen recursos muy piolas y gratuitos para abordar estos temas.

Un último consejo para lidiar con el desafiante vínculo entre infancias y tecnología: en ocasiones los adultos sentimos que “no entendemos” ciertas apps o aparatos y que por eso no estamos capacitados para acompañar. Esto suele esconder dos errores. Por un lado, ser un usuario experimentado de TikTok, por ejemplo, no es lo mismo que el conocimiento profundo de las implicancias de lo que allí sucede, por lo que siempre un adulto puede dar su voz y consejo en los temas. Y, por otro, a veces este obstáculo no es más que algo de pereza de ponernos a aprender algo nuevo, ya sea la aplicación de moda o el nuevo juego de la Play.

Para poder aconsejar y acompañar a nuestros hijos e hijas mientras navegan en la web o juegan a títulos como Fortnite o Roblox no hace falta conocer en profundidad estas plataformas. 

El adulto sigue siendo el responsable que tiene que explicar y enseñar cómo proceder frente a problemas, situaciones de hostigamiento o cualquier cuestión desconocida para los más chicos.

¿Te sirvieron estos consejos para mejorar la seguridad en el uso de dispositivos digitales para chicos? Contanos en los comentarios cómo hacen en casa.

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